martes, 16 de noviembre de 2010

"Ser" adolescente

Repasando mi colección de "Mundo Científico", una revista de divulgación que, lamentablemente, hace años que desapareció de nuestros kioskos (¿será porque contenía temas que no interesaban a nadie?) leo que los cambios de la pubertad se deben a modificaciones autoinducidas en el cerebro, y que, en realidad, los cambios hormonales siendo también importantes, no lo son tanto.
Según parece, al principio de la adolescencia desaparece el 30% de los receptores de dopamina, lo que tiene la inmediata consecuencia de anular las pequeñas alegrías cotidianas de la infancia. Una mayor capacidad de abstracción abre un abanico de posibilidades reestructurando así todo el sistema de recompensas.
En ese momento, el consumo de drogas, como nuevos estimuladores, constituye un gran peligro, ya que éstas destruyen aún más receptores de dopamina generando un círculo vicioso de necesidad de estímulos cada vez más fuertes.
Durante la adolescencia el cerebro se remodela a si mismo, en un cambio progresivo y necesario. Los lóbulos frontales son los últimos en evolucionar, proceso que puede alargarse hasta los 30 años. Factores ambientales como la alimentación puede acelar hasta cinco años la pubertad y la sexualidad.
Es necesario que los padres, dice el artículo, "asuman el papel de cortex prefontral externo", hasta que sus hijos les funcione completamente el propio.
¿Es posible este papel de los padres, cuando simultáneamente se premia la gratificación inmediata de todo aquello que apetece? ¿Y cuando la autoridad y la disciplina (entendida como la capacidad de actuar sin interrogar a nuestros deseos) es vista como un rasgo fascista?
La respuesta la puede dar cualquiera... no se necesita ser un experto para ello.