Los haikus resultan muy apropiados para quienes, esposados al tiempo, se agobian con la producción y el consumo, se estresan por coger a Oportunidad -tan escurridiza como calva-, o se angustian por disfrutar incesantes placeres, que suelen parir dolores.
El haiku puede resultar anodino, tan trivial como las hojas de bambú temblando sobre una nube, pero tiene la ventaja de que acaba pronto, como la vida. Su pretensión de perennidad es la del instante, así que tal vez sea tan eterno como éste.
En nuestra época hay "friquis" (¿obsesivos?) del haiku, como de la cría de hormigas en botella de vidrio. ¿Cabe el mundo en unos pocos versos, en unas cuantas sílabas? Puede, si son lo suficiente meditados, sentidos o ambiguos. La mente puede cargar de intenciones la cosa más pequeña convirtiéndola en un símbolo de sus estados, de sus derrotas y de sus pretensiones.
El lector interesado por el tema puede encontrar un montón de enlaces en http://www.elrincondelhaiku.org/int4.php.
Si no está muy interesado, pero aún tiene un rato, puede leer los que siguen...
Fueron escritos por la imaginación (sólo con su concurso se escribe) sobre vivencias veraniegas, que sólo la memoria conserva, como un ejercicio solitario, como una pamplina que comparto.
El perro huyó
persiguiendo un conejo
y regresó al perderlo
Se acerca la tór-
tola muy temblo-
rosa, para robar
el pienso de los niños
Gruñen cri-cri-cri
sucios motores roncos;
cantan los grillos
Frescas almendras
enrojecen muy verdes
labios maduros
Te doy las gracias
suena tu voz dorada
bajo los pinos
Tiemblo de espanto
mientras calo tu aliento
luego me gozo
Larga serpiente
cura heridas del valle
con bruma y gasa
Dos rojas dalias
estallan bajo el laurel
¡no las puedes ver!