viernes, 31 de diciembre de 2010

Ingenios caprichosos y cabras transgénicas


La cabra tira al monte. Juan Huarte de San Juan, en su Examen de Ingenios (cap. V) recordaba que los pastores salpimentaban sus rebaños de ovejas con una docena de cabras "que las levanten y lleven con paso apresurado a gozar de nuevos pastos". Afirma el médico jiennense que a los ingenios inventivos les llaman "caprichosos" en la lengua toscana por su semejanza con las cabras, que gustan andar por riscos y alturas y asomarse a grandes profundidades, por donde no hay vereda ni compañía. Tal es el caso de un cerebro bien organizado y templado. La etimología es probablemente "ingeniada", pero eso no importa...


Las cabras son increíbles, sobre todo si son transgénicas, unas porque producen leche con propiedades terapéuticas; otras porque portan genes humanos; otras porque contienen genes de arácnidos para producir en su leche una proteína de la tela de araña que, una vez tratada, puede ser convertida en bioacero, un material más duro que el acero convencional y, sin embargo, flexible, ideal para fabricar tendones y ligamentos, redes de pesca, chalecos antibalas, velas de barco, paracaídas, etc.

Por lo leído, criar arañas resulta más difícil que criar cabras -y eso que las cabras tiran al monte-. Las arañas son muy territoriales y reciclan sus telas viejas para aprovechar sus nutrientes. Por eso los científicos norteamericanos han preferido criar cabras transgénicas, aprovechado las semejanzas entre las células productoras de seda de las arañas y las células productoras de leche de los mamíferos.

A nivel bioquímico, los mamíferos -homínidos incluidos- estamos más cerca de los artrópodos de lo que nos gustaría admitir: las células epiteliales de la cabra, genéticamente modificadas, pueden fabricar la proteína de la seda tan eficazmente como las de la araña. Con ello tenemos o bien una leche sedosa o bien una seda lechosa.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Cuando ... 9

Hasta ahora he puesto diversas "falacias" dejando al lector la tarea de aclarar cuál es en cada caso. En realidad el análisis de nuestro razonamiento va más allá de una simple clasificación de los errores que podemos cometer. La táctica (o falacia) de apoyar una afirmación con otra que nada tiene que ver, no siempre es fácil. Veamos algunos casos:
Falacia Ad hominem. Como su nombre lo indica aquí se trata de atacar al hombre, y no a la idea que expone o defiende. Ya lo expresó claramente Cicerón "Cuando no tenga argumentos para discutir, insulte al oponente" (citado en "Razón, dulce razón, de T. Tymoczko y J. Henle. Ariel, 2002). Sin embargo hay casos en que argumentar de esta manera no es una falacia stricto sensu si el ataque a la persona tiene una relación indirecta con el tema en cuestión, como argumentar en contra de un profesor de Educación Física por su pasado pedófilo. En este caso si bien el argumento no tiene relación con lo que se podría considerar las cualidades y habilidades necesarias en alguien que enseña gimnasia y deportes, si las tiene, en tanto tal persona trataría, habitualmente, con niños e infantes. Por lo tanto hay que andar con cuidado en el análisis lógico.
Otro caso es el argumento Ad vercundiam, o sea apelar a las convenciones sociales. Decir que Fulano no es apto para un puesto de directivo porque "tricota jerséis" es caer en esta falacia. Sin embargo apelar a las convenciones no es siempre falaz, como bien señalan Tymoczko y Henle en el libro mencionado.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Cuando ... 8.

"El misticismo es una de las grandes fuerzas de la historia del mundo. Pues la religión es casi lo más importante del mundo, y la religión nunca permanece largo tiempo sin ser afectada por el misticismo."

John Mc Taggart Ellis. "Misticismo", Estudios Filosóficos.

Cuando ... 7.

"Yo testifico a cada uno que oye las palabras de la profecía de este libro: si alguno pusiere adición a ella, pondrá Dios, sobre él, las plagas que están escritas en este libro: y si alguno quitare de las palabras de la profecía, quitará Dios su parte del libro de la vida, y de la ciudad santa, y de las cosas que están escritas en este libro."


Apocalipsis, 22:18-19

Cuando ... 6.

"Como un guerrero armado, como un empenachado caballero, James G. Blaine marchó por las salas del Congreso Norteamericano y arrojó de lleno sus brillantes lanzas contras las descaradas frentes de todo difamador de su país y detractor de su honor.
Para el Partido Republicano, abandonar ahora, a un hombre bizarro es peor que si un ejército expulsara a su general en el campo de batalla."

Rogert G. Ingersoll, Discurso para la Postulación del Candidato en la Convención Nacional Republicana, 1866.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Juegos de palabras

Un viejo manual de Arte literario, que lleva por subtítulo Preceptiva literaria o Retórica y Poética, ¡todo en 67 páginas! y en el que no hay ni una palabra inútil (ya podían aprender nuestros escribientes), publicado en Valladolid, por Miñon S. A. (sic), sin que mi ejemplar diga cuándo, me ha venido siendo de gran utilidad en mi trabajo, a lo largo de los últimos veinte años.
Al hablar de las figuras de dicción o elegancias de lenguaje, Federico de Mendizábal, su autor, las divide en cuatro clases: elegancias por adición y por omisión, por repetición, por semejanza y de construcción.
Entre las de segunda clase está la reflexión (curioso uso de esta voz, que aquí alude más al espejo que al pensamiento) y que se verifica cuando las palabras de que constan los incisos de una cláusula o frase son las mismas cambiando el orden, el tiempo y aún el caso:
Ejemplo:
"Ni son todos los que están, ni están todos los que son"
A esta figura se le llama también retruécano y conmutación.
Estas y otras figuras han pertenecido en toda época al arte de la memoria y constituido interesantes ejercicios escolares. Como ambas cosas están en decadencia, los ejercicios de la memoria y el arte escolar (he aquí un bonito retruécano). Lo segundo, porque la insensatez de los psicopedagogos, escogidos en España -si no la totalidad, sí desde luego una masa significativa) por su incapacidad para estudiar otras disciplinas, han decretado para hacerse los importantes que la educación puede ser una técnología y una ciencia dura.
Con las cosas, todo se explica, pero con las personas, todo se complica. Y la educación complica a personas, y el vínculo personal siempre exige creación, o sea, tiene algo de poético y de artístico.
Volviendo al retruécano. En la Wikipedia se define como un quiasmo al que se le ha añadido también el cruce de las funciones sintácticas de los términos implicados, ¡toma ya!. Y aporta un ejemplo de Quevedo:
"hay muchos que siendo pobres merecen ser ricos, y en siendo ricos merecen ser pobres"
En este ejemplo, el quiasmo consiste en el intercambio de posición en el texto de "pobres" y "ricos", pero hablamos de retruécano porque las funciones sintácticas han sido cruzadas. Primero, el atributo de "ser" es "ricos"; y luego, "pobres".
En el viejo libro de Mendizábal tengo anotado un ejemplo, que releo mientras escucho con deleite los gorgoritos mozartianos de Danielle de Niese..., un ejemplo entre humorístico y blasfemo de retruécano, que ahora me pregunto si lo es de verdad:
"la primera fecundación in virgo trajo al mundo un bebé profeta"
Lo que sí hay son dos conmutaciones en analogía, dos sustituciones que juegan especularmente con el parecido fonético de las palabras ausentes y presentes. La de "in virgo" por la expresión elidida "in vitro", y la de "profeta" por "probeta".
Se admiten comentarios.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Cuando ... 5.

¿Que falacias contiene el siguiente ejercicio: Argumentum ad baculum, argumentum ad hominem, argumentum ad ignorantiam, argumentum ad misericordiam, argumentum ad populum, argumentum ad verecundiam, la falacia de "accidente", la causa falsa, la petitio principii, la pregunta compleja, o la ignoratio elenchi?

"Cuando Roger Babson, cuya predicción del gran derrumbe de la bolsa le conquistó renombre, se enfermó de tuberculosis, volvió a su hogar de Massachusetts, en lugar de seguir el consejo de su médico de quedarse en el Oeste. Durante el glacial invierno dejó las ventanas abiertas, usaba una chaqueta con una almohadilla para calentarse la espalda y hacía que su secretaria usara guantes y escribiera en la máquina de escribir con martillos de goma. 
Babson mejoró y atribuyó su cura al aire fresco. El aire de los bosques de pinos, según Babson, tiene propiedades químicas o eléctricas (o ambas) de gran valor medicinal.

MARTÍN GARDNER. Manías y falacias en nombre de la ciencia."

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Cuando ... 4.

¿Y que tal esta Petitio principii?


En una película del famoso comediante francés Sacha Guitry, unos ladrones discuten sobre la división de siete perlas dignas del rescate de un rey. Uno de ellos entrega dos al hombre que está a su derecha, y luego otras dos al que está a su izquierda. 
-Yo -dice- me guardaré tres.
El hombre que está a su derecha dice:
-¿Por qué tú te guardas tres?
-Porque yo soy el líder.
-¡Ah! y, ¿por qué eres tú el líder?
-Porque yo tengo más perlas.

Cuando ... 3.

Un interesante caso de Argumentum ad baculum:

"Según R. Grunberger, autor de Historia Social del Tercer Reich, publicado en Gran Bretaña, los nazis acostumbraban enviar la siguiente noticia a los lectores alemanes que interrumpían su inscripción: "Nuestro periódico ciertamente merece el apoyo de todo alemán. Seguiremos enviándole ejemplares de él, y esperamos que usted no se exponga a infortunadas consecuencias en caso de cancelación".

Parada, 9 de mayo de 1971."

Cuando ... 2.

No sólo se publican falacias en los diarios. Aquí tenemos otro "ejercicio" que nos proporciona Irving Copi:

"Para decirlo brevemente, pues, podemos afirmar que la razón natural no puede probar que la resurrección sea necesaria, ni por razones a priori, como las basadas en la noción del principio intrínseco del hombre, ni por razonamientos a posteriori, por ejemplo en virtud de alguna acción o perfección que se adecue al hombre. Por consiguiente afirmamos que la resurrección es verdad sobre la base de la fe solamente."

DUNS ESCOTO, Comentario oxoniense a las Sentencias de Pedro Lomardo. "