miércoles, 3 de diciembre de 2014

Del regüeldo divino

Salvador Solé Soriano es un excelente fotógrafo. Quien quiera comprobarlo navegue y disfrute su variada galería en FotoRed

No contento con ello, el Salva es un crítico agudo, tolerante, y un urbanita disidente, de esos que exploran soledades campestres y se pierden por exóticas montañas y fantásticos desiertos, descubriendo o soñando el edén de las aves del paraíso, mientras, ya casi perdidas, las acecha y retrata.

Sus cuentos y relatos, claros, bienhumorados y mordaces, merecerían un espacio en los escaparates de las mejores librerías, pero, ay, Salvador incuba un noble prejuicio contra la intrusión de los mercaderes en el templo de la creatividad -según el mismo cuenta.

A mí me parece un desperdicio imperdonable que el público se pierda las ocurrencias y sonrisas que despierta en mente y cara su edificante ingenio, así que me he convertido, voluntaria y gratuitamente, con su consentimiento, en corrector de textos del Salva (el trabajo es ligero) y en editor de sus relatos, en la luz de esta colosal Magna Malla Mundial.

He aquí una muestra de su raro talento. Que ustedes la disfruten: 

Archivo General de Indias. Sevilla.

martes, 8 de julio de 2014

Tits4beads


Me consta que los pamplonicas son gente austera y hasta notablemente devota. Aunque de bota también los hay, claro. Por aquello no me extraña que se escandalicen con el tits4beads (tetas por regalos) que les están importando las guiris que acuden a las ferias de San Fermín. La fiestas son para eso, son los días fastos en que se puede hacer lo que no se debe en los "nefastos".

Los sociólogos hablan de "la vuelta a la cosificación consentida de la mujer". A mi juicio eso es demasiado arroz para tan poca teta... Quiero decir que el "zorrear", que así le llaman a ciertos chalaneos muchas adolescentes, es una práctica bastante "natural", tan arcaica y apetitosa, diríamos, como la manzana de Eva y el interés de Adán por sus manzanas. Y no creo que lo de enseñar las tetas llegue ya ni a eso.

Las hembras de muchas aves cantoras son persuadidas por los machos, a agachar la figura para dejarse cubrir, con regalos de los machos. "Toma, querida, fíjate si te aprecio y soy buen cazador, que esta deliciosa libélula me la quito de la boca para dártela en el pico"... Así hablarían muchos pajaritos si supieran hablar. Algunos incluso, para asegurarse la continuidad genética, les ponen casa, quiero decir nido.