viernes, 29 de enero de 2016

La ambición de Paris

Rubens. El juicio de Paris.

El Elogio de Helena del ateniense Isócrates (436-338) quizá sea una réplica al Protágoras platónico. Obra típica del género sofístico, en ella Isócrates defiende su modelo de educación y ofrece un ejemplo de elogio retórico para sus discípulos.

Como todo el mundo sabe, Helena, hija de Zeus y de Leda, reina de Esparta, fue la que le puso los cuernos a Menelao con el príncipe troyano Paris. Por ella se armó “la de Troya”, así que no tenía precisamente buena reputación. Defenderla representaba un tour de force para cualquier orador. Gorgias, maestro de Isócrates, ya había escrito un discurso defendiendo al bellezón, su Encomio de Helena.

Cuando Isócrates cuenta el juicio de Paris expresa una singular opinión sobre el verdadero motivo que llevó al príncipe troyano a elegir el regalo que le prometía Afrodita (el amor de Helena) en el concurso de belleza producido por la manzana de Discordia.

Escribe que Paris no se decidía a elegir a la más bella, ante los cuerpos magníficos de las tres diosas (Hera, Atenea y Afrodita), abrumado por la belleza de las tres. Las diosas lo intentan sobornar con regalos: Hera con el dominio de Asia, Atenea con la segura victoria militar, Afrodita con la convivencia íntima de Helena. Por fin, le obligan a decidir y él escoge a Helena (creo que yo hubiera hecho lo mismo ;-)).

sábado, 16 de enero de 2016

PARUSÍA


El cristiano espera la parusía (παρουσíα, presencia, retorno), o sea la segunda venida de Cristo al final de la historia:

“Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo, 16, 27). “Como el relámpago…, así será también la venida del Hijo del hombre” (Ib. 24, 27).

En la segunda parte de La caverna de Platón y los cuarenta ladrones, Jesús Zamora Bonilla, actual decano de la facultad de filosofía de la UNED, ironiza sobre la parusía: ¿Qué pasaría si Cristo se presentara de nuevo entre nosotros? ¿Cómo sería su parusía? ¿Llegaría sin documentación, o la falsificaría? Esto último parece absurdo si es el verdadero Mesías. Tal vez, presentándose como un inmigrante sin papeles, pronto tendría problemas con la administración y los cuerpos de seguridad del Estado...