martes, 22 de mayo de 2018

TODOS BASTARDOS



Cuenta el señor de Nancy al sochantre de Cunqueiro que su madre, tras estériles y fracasados amores, acabó de pupila en un tapadillo explotado por un peinador marsellés de orientación ambigua. Nunca supo el señor de Nancy con seguridad quien fecundó esas entrañas, pero su madre, aunque no tenía por entonces cortejo fijo, insistió en que debía de ser engendro de un tabernero, pues desde la noche en que le alivió, le habían dado sofocos vespertinos con mareos, señal segura -entendía ella- de que la había dejado preñada y bien preñada, de una sola vez.


La afiliación hubiera especialmente sorprendido a casi todos por cuanto el tabernero era un viejo carcamal amigo estrecho del vino y el aguardiente al que la parienta había abandonado por un cabo de la policía nacional, alegando que no cumplía con el débito conyugal, bien por impotencia, bien por atrofia o ridiculez genital.

A esto, el escribano de Dorne adujo que en Lorena tal insuficiencia es causa remisoria, según la tradición romana que sentencia: "Nox plaena in hebdomada", que para el caso de remisión por ausencia o grave defecto de débito se traduce: "Una vez por semana, cuando menos". Es la forma jurisprudencial, y tal vez sacramental según épocas e interpretaciones religiosas, del "¡Sábado, sabadete, / camisa limpia y polvete!". 

Creo que Desmond Morris, en uno de sus magníficos documentales sobre el animal humano filmados bajo el crédito de la BBC, alude a la tradición de cierta comunidad árabe que autoriza a las mujeres casadas a buscar amante si el marido legítimo no está a la altura de sus deseos sexuales o no resulta eficaz para satisfacer sus ambiciones maternales.

Hablan los antropólogos de humana "monogamia práctica" o "poligamia restringida". El caso es que, al contrario que en el resto de los primates, cuyas hembras muestran un celo explícito asociado a la ovulación estacional, la hembra humana puede mostrarse disponible y receptiva en cualquier momento, incluso en plena menstruación, y presenta una críptica, casi imprevisible ovulación. Esto abre amplias posibilidades de disfrute sexual y transformación cultural de la sexualidad, pero también supone un derroche de energías improductivas.

Los antropólogos han ensayado explicar esta aparente contradicción presentándola como 1) un cebo sexual que favorece la fidelidad del varón; 2) un factor de protección contra el infanticidio de hijastros; 3) un incentivo para el cuidado y protección paterna de la cría; y 4) un dispositivo que facilita la infidelidad femenina, etc... 

Por eso, y atendiendo a la razón cuarta, no digas nunca: "De este agua no beberé, ni digas nunca 'este tabernero no es mi padre'". Y por eso -vuelvo a la razón cuarta-, no hay cosa más tonta y con menos valor que un pronto de soberbia aduciendo casta noble y antigua, sobre todo si aludimos a la línea ascendente masculina. Cuanto más antigua y más masculina, más probabilidades hay sin duda de que haya sido casta bastarda. 

Y conste que los bastardos suelen salir mejores que los legítimos. Para empezar, deben hacer méritos propios para hacerse respetar, estando además libres de las taras sobrevenidas por endogamia.

- Y si rascas un poco más, todos parientes, según dijo Humildad de Faenza  -eso añadió Basilisco de Comana en su día, porque era también el día de la beata, como un halago cortés que le hacía.