sábado, 21 de septiembre de 2019

VIRTELIA Y LA CULEBRA

Malpolon monspessulanus

Vestía la sabia Virtelia, educadora en buenos costumbres, cándidos armiños y rayos de aurora anidaban en sus cabellos. Miraba con buenos ojos, siempre con boca risueña. Por mucha que fuera su justa indignación, jamás mostraba dientes ni levantaba la voz a sus enemigos, los vicios.

A una madre que mucho salía y gastaba, y mucho se divertía, pero luchaba por enderezar la conducta de su díscola hija, contó Virtelia lo que sucedió a la culebra con su culebrilla, que, viéndola andar torcida, se le enfrentó riñéndola a gritos y mandole andar derecha: 

- Madre mía -respondió la hija- enséñame tú a proceder. Tengo que ver cómo caminas.

Probó la madre y viéndose que andaba más torcida que la hija, ésta replicó: 

- En verdad, madre, que si las mías son vueltas, ¡las tuyas son revueltas!.

La voluntad mueve, el ejemplo arrastra.

(Paráfrasis a partir de El Criticón II, de Gracián)