miércoles, 30 de noviembre de 2016

ÁNGELES DEL AZAR



Sinesio de Rodas vació el Paraíso de ángeles para poblar con ellos el mundo terrenal. Ya el autocastrado Orígenes había exagerado la importancia de estos entes alados y Clemente de Alejandría habíar reconocido por primera vez la existencia del Ángel de la guarda ("dulce compañía, etc.").

Angelólogos exuberantes y maniáticos fueron los herejes gnósticos que pintaron a estas criaturas intermedias con tintes trágicos, haciéndoles responsables de los horrores que la humanidad padece.

Por el contrario, los ángeles de Sinesio, ángeles del azar, tejen con sus veloces y misteriosas interacciones el tapiz de la historia, porque transportan volando lo mismo recuerdos que voliciones, lo mismo vivencias que ideas.



Atraído por la simplificación dualista de Manes, Sinesio también reconoció el protagonismo mundano de los peones y lugartenientes de Lucifer, como saboteadores de buenas intenciones y mejores obras.

Se sabe que Fausto de Milevio, patriarca maniqueo, viniendo de discutir con San Agustín en Numidia paró en Rodas para escuchar a Sinesio. Fausto aceptó fletar una débil embarcación con Sinesio y sus discípulos para el apostolado superangelical de Europa.

Embarcaron un día que presagiaba tormenta y no se supo más de ellos. La herejía de Sinesio ni siquiera mereció una condena oficial. Y la refutación de Eutiques, abad de Constantinopla, titulada Contra Sinesio nadie la leyó jamás.

Todo esto se oculta en la letra de los 166 tomos en que se dividen los 161 volúmenes de la Patrologia Graeca, editada entre 1857 y 1866 por J. P. Migne. Del detalle de sus páginas lo recoge, al parecer, Juan José Arreola, para contarlo con su magistral concisión y gracia en su Confabulario personal (1971).

He investigado con ligereza este asunto y, en efecto, en el volumen 66 de la PG (Patrología Griega) se cita a un tal Sinesio autor del siglo V, pero este es Sinesio de Cirene (c. 370- c. 413), filósofo neoplatónico además de clérigo y natural de Pentápolis en la Cirenaica, actual Libia. No, Sinesio de Rodas.

Este Sinesio de Cirene no escribió nada sobre los ángeles, pero sí un Elogio de la calvicie (Φαλάκρας ἐγκώμιον), obra juvenil y sátira burlesca contra el Elogio de la cabellera de Dión Crisóstomo.