El Cid vence, apresa y libera al conde de Barcelona
Cantó el
juglar que el hijodalgo Rodrigo Díaz de Vivar fue desterrado de Castilla por
haber puesto en duda la inocencia del rey Alfonso VI de León respecto al asesinato de su hermano mayor Sancho (Jura de Santa Gadea), y por haber vencido a García Ordóñez en Cabra, amparando al rey moro de Sevilla,
Almutamiz, vasallo del rey de Castilla,
donde le arranca a García un mechón de las barbas. Volvió Rodrigo al rey con las parias
y la satisfacción del rey con Rodrigo fue causa de que le salieran muchos envidiosos.
Tras acampar
cerca de Burgos y conseguir, gracias a la astucia de Martín Antolínez, un
préstamo de los judíos burgaleses Raquel y Vidas, el Cid se despide en Cardeña
de su familia, de doña Jimena y sus dos hijas, Elvira y Sol. Se deja crecer la barba y con poco más de un centenar de jinetes
cruza el puente del Arlanzón y hace noche después de pasar el Duero. Ya
acampado en la frontera de Castilla cuenta trescientas lanzas, todas con
pendones.