miércoles, 17 de agosto de 2022

SOLARIS

El planeta Solaris, una vez satisfecho.

Esta es la policromía de bombo de discoteca que toma el planeta insólito previsto por el genial matemático polaco Estanislao Lem. ¡Alucinante! Así se muestra cuando tiene hambre y él mismo se ofrece de cebo luminoso, ya que Solaris es planeta depredador y además, tal como expresa la etimología de "planeta" (del griego πλανήτης, planêtes), errante y merodeador; en una palabra: vagamundo.

Cierto, Solaris es esfera viviente: un organismo inmenso y proteico. Normalmente se disfraza de planeta habitable, casi siempre durante eones, hasta que una raza tecnológicamente muy avanzada pretende colonizarlo. Solaris entonces se deja querer, sondear, penetrar, explotar..., y, cuando siente que pulula suficiente biomasa en su superficie, ¡se la traga! ¡Sin contemplaciones! Lo que parece a los colonos un cataclismo es en realidad una ingestión.

Sus luces de club nocturno se encienden alevosas cuando, después de la digestión de los cosmonautas, de sus enseres, mascotas y máquinas, echa una siesta de siglos a la espera de otra raza lista pero incauta. Su conciencia, si es que la tiene, no es comparable con la nuestra, ¡de otro nivel! 

Solaris, presuntamente acicalado para excitar cometas
propiciando acoples cósmicos reproductivos.


Se especula si SOLARIS será capaz de reproducirse por partenogénesis. El astrónomo y exobiólogo turco Aydín Kaya ha propuesto la hipótesis de que Solaris se acicala y vuelve floral y superatractiva gravitacionalmente hablando, como en la foto que él miso tomó y reveló (v. supra), cuando anhela ser fecundada, y que tal fertilización procedería o sería causada por la colisión de ciertos cometas inteligentes o, si no del todo inteligentes, capaces por lo menos de reaccionar inconscientes como inmensas abejas a reclamos planetarios tan singulares e imponentes.


domingo, 7 de agosto de 2022

COZCÚO

 


Cozcúo ("Kozkuo" en Las Vascongadas) es acomodaticio, se mueve mayormente a las órdenes de su pareja y, conforme a las circunstancias particulares, en general se adapta con creces, aunque a veces gruñe suavemente. Pero no te engañes: parece que se deja mandar, pero, ¡ca!, ¡las mata callando!, como quien dice o se queja.

Su señora sospecha que cuando no lo tiene a la vista hace lo que le sale, o sea lo que le apetece, sin que se entere ni dios, como otros varones varoniles. "¡Todos son iguales!", dice la doña. Eso también piensa él, que es católico teórico y agnóstico práctico, pero lo que no sabe es que ¡no hay mosca que mueva un élitro sin que la Gran Diosa lo sepa, lo acepte y lo juzgue!

COZCÚO se parece al HUEVÓN, que es primo carnal suyo y también bestezuela integrada, pero COZCÚO parece más taimado y sigiloso que su primo, eso por obscuro, aunque suele gritar alegre cuando está de buenas: chillidos eufóricos que fastidian a todo el mundo. Por eso a Cozcúo se le llama Gritonga a veces.

Sin embargo, no oculta sus intenciones porque sean malas, sino por no hacer sufrir a los demás. Carga con todas las responsabilidades mientras dice: "¡Ay, Mamma mía!" (así, con mayúscula y eme geminada, como si fuera italiano).

Por donde pasa COZCÚO va dejando como don Juan Tenorio memoria de sí, pero no necesariamente recuerdo amargo como el Burlador sevillano.

COZCÚO allana caminos y la peste que deja su paso es la del sudor honrado, síntoma del trabajo duro llevado a cabo y rabo (hasta el rabo todo es toro). Es infatigable. Si se da un golpe contra Algo, seguro que pierde Algo.

El recuerdo o fantasma de COZCÚO genera nostalgia y melancolía, pero sin concesiones a la inacción o la depre, como la saudade de viuda gallega, es como un leve sufrir que estimula y espolea.

ESPACIO SEGURO

 

JBL, tinta y lápices, 2022

Cuando la doctora Azumi ("Espacio seguro" en japonés, ¡qué casualidades tan significadas!), de apellido Tanaguchi, vio que a corto plazo el planeta entero se volvía más feo y sucio, y definitivamente inhabitable, halló una solución singular: salvar un ecosistema enaneciéndolo para conservarlo en el interior de una damajuana esterilizada, diminuta y enterrada.

Ella y su novio Kagome también se enanecerían hasta medir unos cien nanómetros, ¡la mitad que la bacteria más pequeña del género Mycoplasma! Para ello construyó un Ensamblador capaz de reproducir una copia liliputiense de sí misma y otra de su novio a nanoescala, más diversos elementos de complejidad arbitraria con un nivel de control atómico.

Sabemos por Oliverio Excroto que Azumi y Kagome, "tejido en bambú", se reprodujeron dentro de su damajuana, porque Oliverio usó un microscopio de efecto túnel antes de espicharla intoxicado por el Gran Incendio. Dicho artefacto le permitía a Excroto ver hasta esas diminutas estructuras de carbono con forma de balón de fútbol llamadas fullerenos.

La vida de Azumi y "su chico" Kagome no fue fácil. Ambos se tenían mutuamente en el bote, pero en aquel mundo más pequeño que una gota de agua no valían las leyes de Newton, sino los efectos surrealistas de la mecánica cuántica. Por ejemplo, uno de sus nietos se daba una hostia contra un cedro (efecto) y luego tropezaba (causa), pero el porcino del nene perseveraba.

Uno no sabía allí si estaba muerta, viva o enterrada en gota de agua. Pero Azumi no se dejó llevar por el desespero ni caer en la depre. A fin de cuentas, el valor de una persona humana nunca se midió ni por su peso ni por su altura. ¡La salvación del género humano enanecido estaba en juego!

DISFRUTÓN

 

Disfrutón. Tinta y lápices, JBL 2022

No comprende este espectador incansable a los nostálgicos del pasado..., cuando la tele solo tenía dos cadenas que se veían, con nieve amortiguada por papel celofán..., esos que echan de menos la radio de otros tiempos o los periódicos de papel. A DISFRUTÓN le parece tener una suerte bárbara viviendo en un país tecno-desarrollado y telecomunicado en el que cualquiera, gracias a la Magna Malla Mundial (WWW), puede acceder a información y entretenimiento infinitos.

¡Esta es también la angustia de DISFRUTÓN! Lee y oye aquí y allá en los monitores de la tele, en el aipad y en el esmartfon: "¿Te lo vas a perder?", "¿te lo vas a perder?", etc. La pregunta recalcitrante le desespera. ¡Tánto se le ofrece, que no halla tiempo para tanto! Y se agobia con la sensación de que siempre se pierde lo mejor.

Por ver lo que puede y no perderse lo que le gusta, ya no socializa. Aislado en la Iconoesfera, canalea y salta de una emisora a otra, de una web a un blog, hasta vagar por los bajos fondos poblados de virus apestosos... Deja las series truncadas por no perderse la novedad recomendada por Google News, y por eso ningún relato adquiere sentido y en la mente se le confunden unas historias con otras, en un caos por el que se hunde y sufre vértigos.

Podemos concluir -con poco margen para el error- que, a pesar de su optimismo incurable por confuso o mal informado, DISFRUTÓN disfruta ya poco y goza menos. No quiere abandonar el barco sin probarlo todo, ¡espectador insaciable! Pero no saca gusto a nada.

Perdió el sueño por estar al día y perdió el día por catar y disfrutar ensueños de otros.

TAMBORÍN


Tamborín, tinta y lápices, verano de 2022


TAMBORÍN es diverso funcional y medio artrópodo. Por decirlo claramente, es tullido y feo. Perdió las manos por no usarlas y hasta más arriba por no abrazar a nadie. Se sabe que Natura no conserva nada en vano y lo que no se usa se pierde, sea función u órgano. A Tamburín sólo le quedaron seis muñones secos. Si uno no ama, ¿no se le seca el corazón?

Tamborín tenía sin embargo muy desarrolladas sus neuronas espejo, por lo tanto repetía cuanto oía e imitaba con toda perfección: los dejes, modales y gracietas de los jefes. Eso le hizo muy popular y aún sin manos consiguió medrar en oficios subalternos con retribución, dietas y pensión asegurada.

El dibujo que tenemos de él y lo retrata solo en el campo no le hace justicia, pues lo que le agrada a Tamburín es la compañía en mítines o estadios del gentío entusiasta y multitudinario, donde no solo repite lo que oye, sino que lo subraya, enfatiza y amplifica, hasta convertirlo en eslogan o grito de guerra.

El genio que lo parió se engríe orgulloso cuando oye su trueno en la lejanía.