domingo, 7 de agosto de 2022

TAMBORÍN


Tamborín, tinta y lápices, verano de 2022


TAMBORÍN es diverso funcional y medio artrópodo. Por decirlo claramente, es tullido y feo. Perdió las manos por no usarlas y hasta más arriba por no abrazar a nadie. Se sabe que Natura no conserva nada en vano y lo que no se usa se pierde, sea función u órgano. A Tamburín sólo le quedaron seis muñones secos. Si uno no ama, ¿no se le seca el corazón?

Tamborín tenía sin embargo muy desarrolladas sus neuronas espejo, por lo tanto repetía cuanto oía e imitaba con toda perfección: los dejes, modales y gracietas de los jefes. Eso le hizo muy popular y aún sin manos consiguió medrar en oficios subalternos con retribución, dietas y pensión asegurada.

El dibujo que tenemos de él y lo retrata solo en el campo no le hace justicia, pues lo que le agrada a Tamburín es la compañía en mítines o estadios del gentío entusiasta y multitudinario, donde no solo repite lo que oye, sino que lo subraya, enfatiza y amplifica, hasta convertirlo en eslogan o grito de guerra.

El genio que lo parió se engríe orgulloso cuando oye su trueno en la lejanía.