sábado, 4 de febrero de 2023

GERUNDIOS EN SANGRE

 

José María Waldo Echegaray y Eizaguirre (1832-1916)

OLVIDADO ECHEGARAY, PREMIO NOBEL

No somos nada, ni nadie. El manuscrito de una comedia inédita de don José Echegaray, excelente matemático, formidable ingeniero, físico y primer premio Nobel español en Literatura (1904) lleva dos décadas a la venta en Internet y nadie lo compra por unos miserables 1600€, nadie se interesa por él. 

¿Cómo cambian los tiempos? ¿Qué vueltas y sacudidas nos dan? "El Caballero de la Nada", llamaba Emilia Pardo Bazán al Tiempo, Señor Soberano. Y aunque no seamos como piedras, rodamos como cantos de río, ¡qué digo río!, torrencial corriente que nos arrastra al eclipse total del olvido. Aunque puede que la revuelta sea para mejor memoria: Se pensaba que el Greco era un pintor menor con defectos en la vista, hasta que la generación del 98 lo rehabilitó, lo hizo portento estético. 

En los tiempos de Echegaray, como en los nuestros, la ciencia no daba en España para muchas comodidades. Quiero decir que los sueldos de los científicos no servían ni sirven para mantener familias numerosas; la de Echegaray no lo fue, pero encontró con su teatro, ¡de enorme éxito ayer, considerado mediocre hoy!, ingresos sustanciosos para dotar sobrinas. Eso sí, tenía que escribir dos comedias o dramas por año. Y lo hizo, a parte sus numerosas obras científicas y su desvelo por buscarle nuevo rey a España...

De convicciones progresistas y liberales, creía que la regeneración de España dependía de la mejora en educación y de la importación de la ciencia europea. Estaba en lo cierto. Fue enemigo de la esclavitud y amigo de la libertad religiosa. Apostaba por el libre mercado, pero consciente de que resultaba impracticable en un país atrasado económicamente como su España del XIX. Polemizó en el Ateneo madrileño con Pablo Iglesias, el fundador del Psoe, porque el socialismo le parecía a Echegaray "la absorción del individuo por la sociedad y el Estado". Estaba en lo cierto. Oscar Wilde lo explica maravillosamente en uno de sus ensayos.

Según la Academia sueca, obtuvo Echegaray el Nobel (al alimón con el poeta provenzal Frédéric Mistral del que nadie se acuerda tampoco hoy) por conseguir revitalizar la magnífica tradición de la dramaturgia española. El premio sentó como una bofetada a la joven vanguardia de los escritores, llamada por Azorín "Generación del 98", para los cuales Echegaray era un representante de la España más rancia. Valle-Inclán le llamó "Viejo idiota". Se cuenta que, a pesar de ello, Echegaray ofreció su sangre con motivo de una grave enfermedad al pelijoso y atrabiliario escritor gallego y que el genial creador del esperpento no la aceptó: "no quiero la sangre de ese. La tiene llena de gerundios" -eso dicen que dijo el autor de Luces de Bohemia.

Tampoco gustó, ni a tirios ni a troyanos, el discurso que José Echegaray, hermano del también comediógrafo Miguel, pronunció con motivo de su ingreso en la Real Academia de Ciencias Exactas. Los revolucionarios atacaron sus tendencias liberales y los liberales le acusaron de maltratar a la ciencia española (país de extremosidades, de místicos y fanáticos, de quijotes y sanchos; hubo quien fue fusilado o tuvo que exiliarse por tibio en nuestra última guerra incivil o "cuarta guerra carlista"). No obstante, don José es considerado hoy el primer matemático español de su siglo, con valiosas contribuciones e importantes aportes también en física teórica.

Pío Baroja, por amigo de la ciencia y por liberal radical e individualismo ácrata, debió de sentir por Echegaray menos animadversión que sus compañeros de generación. El donostiarra recoge una jugosa anécdota sobre el polifacético polímata, que tampoco fue ajeno a las intrigas políticas de la época... 

A Echegaray le hicieron Ministro de Hacienda siendo ya viejo. Un periodista fue a entrevistarlo al ministerio y Echegaray le confesó que no sabía lo que debía hacer. El periodista quiso agradecer la sinceridad del sabio y despedirse amablemente del Nobel:

- - Don José, aquí no estará usted muy a gusto, porque este edificio es muy fresco.

A lo que Echegaray contestó:

- - Para fresco, yo.

Según Pío Baroja, esa frase "cínica y populachera" la pueden repetir la mayoría de los políticos españoles. A mí, más que cínica, me parece sincera, virtud que Baroja apreciaba en demasía.

Adenda. Las esdrújulas de Villaespesa

Asevera el catedrático de filología Jaime Siles Ruiz que no fue Echegaray quien ofreció su sangre a Valle-Inclán cuando el amputaron el brazo, sino Villaespesa (poeta que le dejó a deber un duro a Pío Baroja, sablazo que este recordó toda su vida). Y añade el filólogo que Valle-Inclán rechazó la generosa hemoferta del escritor almeriense porque estaría repleta de esdrújulas. 

Esto lo sé gracias a un correo de Antonio Carvajal, extraordinario poeta amigo, quien me confiesa que ha usado versos de Villaespesa: "dos en especial, endecasílabos y sin esdrújulas". Antonio Carvajal ha escrito sobre la métrica de La copa del rey de Thule, pues Villaespesa es poeta que le gusta tanto que, para no cansarse de él, nunca lo lee de seguido. 

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Fuentes: 

- Pío Baroja. Juventud, egolatría (1917), XVI, ed. Taifa, Barcelona 1987, pg. 152.
- Wikipedia