miércoles, 8 de diciembre de 2021

MIRADA DE OTRO

Madreselva, vista por el otro. Foto JBL, otoño 2021

"...Véante mis ojos
pues eres lumbre de ellos
y sólo para ti quiero tenerlos"

Juan de la Cruz. Cántico espiritual.

El sol se pone, los gatos miran curiosos, Ibrahim tiende su esterilla junto al laurel. Un escuadrón de rabilargos revolotean y buscan los últimos rayos del sol que se oculta detrás del horizonte. 

Ibrahim es de esos que no se fían al principio, pero sí cuando descubren la buena intención del otro. Entonces desabrochan su corazón grande y amistoso. 

Nada más irse el sol una fría brisa enciende el sonajero seminal del ailanto. La temperatura cae tan rápido que uno puede ver moverse el mercurio en el termómetro. El gato más feo (ñarim cani) busca las entrañas calientes del pathfinder, el todoterreno verde oliva, y una docena de pájaros discuten por la percha dormitorio en el zarzal de abajo, más allá de la huerta. 

Si agudizas el oído, sientes el sonido del agua en la fuente, como un bajo continuo de la grave voz con que Ibrahim canta sus oraciones. Pero estas no se elevan, más bien ruedan por tierra.

Ladra un perro a lo lejos, en aquel cortijo blanco donde un rayó mató al mulo que cabalgaba el casero, dejando a este intacto. Eso cuentan. Detrás, las aguas del pantano, el gran charco del Giribaile, los restos de viejos apriscos cavernarios y castros feudales, y más allá las oscuras cuestas y crestas de Sierra Morena. Maúlla un gato cerca del algarrobo con el  gemido de un nene.

Miro estas maravillas comunes, corrientes, con total desapego, como un dios que contempla las evoluciones imprevistas de sus criaturas, ¡pero no soy un dios! Tal vez actúe como un ojo suyo, alentando como un instrumento emanado de él, como su tentáculo, criatura sensible conectada a su centro. 

Miro el matorral de madreselvas y rosas caninas. Ahora las veo de otra manera. Sí, es el otro el que mira. El otro que es silencio, tiempo, espacio y misterio. Le he interpelado en otras ocasiones, pero nunca contesta, sólo me obliga, a veces, a mirar las cosas de otro modo. Puede que Él también hable las lenguas de todos y que por eso calle. También nos ve con la mirada de otros, sin embargo nuestros ojos no están hechos para verlo.