viernes, 4 de junio de 2010

Véspulas y elixir fatal


En una conversación informal, el doctor Mabide, aficionado a la entomología, afirmó que a algunas mujeres en la actualidad les está pasando lo que los historiadores de la naturaleza atribuyen a las avispas sociales: el ovopositor está perdiendo su función proveedora de huevos y se ha modificado en un aguijón empleado para defenderse o para paralizar a sus presas.

- Pienso que en demasiados casos, no se trata tanto de paralizar cuanto de activar al apresado... En cualquier caso, cada vez las veo más amigas de atraer y menos capaces de retener.
- En efecto, muchas no se sabe si están tristes porque no tienen hijos o no tienen hijos porque están tristes.
- Habría que distinguir entre trabajadoras estériles y hembras reproductoras, una de las misiones de la hembra reproductora es domesticar al macho, hacerse útil al zángano... -contesta Mabide-, creo que también Platón soñaba con una distinción parecida.
- Platón concibió una especie de comité de avispas o abejas reinas para su ciudad ideal, un comité de mujeres que planificara los nacimientos y las condiciones para la eugenesia.
- Pero ya sabes que los humanos no nos conformaremos jamás con ser insectos... por eso resultamos más interesantes y frágiles.
- En cualquier caso, ¿no es cierto que también entre nosotros tienden los machos al zanganismo si no se les estimula con un poquito de veneno sabiamente administrado?
- El veneno del deseo -contesta Mabide. ¡Nada más estimulante que ese elixir fatal!