martes, 18 de octubre de 2022

SOSIAS

 


"Cualquiera de nosotros puede ser el hombre que encuentra a su doble"

Friedrich Dürrenmatt, "Der Doppelgänger", Zurich, 1960.


Cuenta Antonio de Torquemada (1507-1569) que el rey Antíoco murió por asechanzas de su mujer Laodice y que esta metió en su cámara y colocó en su trono al sirio Artemón, que se parecía tanto al difunto que pudo reinar dos años sin que nadie se percatase del engaño.

Quedó Augusto perplejo de su parecido con un mozo que llegó a Roma, según cuenta Macrobio en los Saturnales (II). Tanto sorprendió al emperador el parecido, que parecía verse en un espejo mirando al mancebo, y por eso le preguntó: ¿Tu madre ha venido alguna vez a Roma?, queriendo dar a entender que tal vez fuesen hijos del mismo padre. El joven, que no era tonto, respondió: "Mi madre nunca vino a Roma, pero mi padre sí estuvo muchas veces en la ciudad".

Pío Baroja plagia estas anécdotas citando con honestidad su fuente: el primer tratado de El Jardín de flores curiosas (Salamanca, 1570) del citado Antonio de Torquemada, secretario del Conde de Benavente cuya biblioteca disfrutó. En su ensayito Los sosias, Baroja registró que la RAE aún no reconocía el término "sosia" como sinónimo de doble. Hoy sí lo hace. Como explica el famoso y universal novelista donostiarra el nombre común "sosia" viene del nombre propio de un personaje de la comedia latina Anfitrión de Plauto.

En la Edad Media preocupaban las hadas maléficas y celosas que se dedicaban a actividades de cuclillo y colocaban a sus hijos -llamados cambiones- en lugar del auténtico. Cuenta Baroja que en 1907 se presentó una mujer en los tribunales ingleses asegurando que su marido, aun con la misma figura, era otro hombre. La tuvieron por histérica y chiflada.


El sosias de Pérez Galdós era un sastre de Madrid y algunos decían que cuando Galdós se apuntó al Partido Republicano era el sastre el que se presentaba en los mítines mientras el escritor seguía trabajando en lo suyo.

Baroja comenta que la anécdota de Augusto antes citada es seguramente inventada, porque es dudoso que a un césar poderoso se le pudiera dirigir impunemente esa broma. Refiere también muchos otros casos, por ejemplo el de un sosia de Napoleón llamado Latouche que fue castigado por provocar errores valiéndose de su parecido con el emperador.

Es curioso que estos casos parecen desmentir la tesis que Antonio (personaje del diálogo de Torquemada) expone, según la cual... 

"no es de pequeña consideración que entre tantos hombres y mujeres como hay en el mundo y nacen cada día de nuevo, aunque todos tienen unas mismas facciones, como ojos, boca, nariz, cejas, frente, mejillas y todas las demás, apenas hallaréis una que se parezca a otra, o, si vienen a ser semejantes, nunca falta alguna cosa en que se diferencian y conozcan".

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Otto Rank, discípulo de Freud, trató con gran profundidad psicológica el tema del doble, según él, el Doble indica el eterno conflicto del hombre consigo y con los demás: "la lucha entre su necesidad de semejanza y su deseo de diferencia", conflicto que lleva a la creación de un doble espiritual en favor de la auto-perpetuación, y en abnegación del doble físico que significa mortalidad. 

Según Rank el tratamiento más conmovedor y más profundo en términos psicológicos del tema del doble en la historia de la literatura se halla en una de las primeras novelas de Dostoievski que se titula precisamente El doble (1846). Rank se hace también eco de la opinión que ve el motivo del doble como central en las obras de Dostoievski, pues todas las parejas trágicas que pugnan entre sus personajes con la máxima timidez y que se presentan como seres enteros resultan ser nada más que dos mitades de un tercera entidad escindida, que mutuamente se buscan y persiguen la una a la otra como dobles.