viernes, 28 de abril de 2023

VERDAD DESNUDA & MENTIRA DISFRAZADA

 


Cuentan que un día de los que doña Verdad y doña Mentira se cruzaban (casi todos), doña Mentira, de natural facunda y parlanchina, saludó:

- ¡Hermoso día! -dijo doña Mentira.

Doña Verdad pensó que era cierto, que el día era hermoso y fecundo, porque llovía.

- Aún más hermoso está el río -añadió Mentira con embeleco, guiñando un ojo.

Corría Mentira hacia un remanso y metía la mano en él...

- ¡Limpia y templada! -le gritó alegre a Verdad-: ¡Nademos!

Como Verdad es por naturaleza confiada, le pareció inocente la propuesta de la Falsa. Ambas, señoras magníficas, se desnudaron y nadaron tranquilas bajo una lluvia fina y mansa. Se dijeron algunas gentilezas a la vista de sus cuerpos espléndidos, que el agua argentaba.

Tras largo rato, salió del agua doña Mentira; se vistió a prisa con el manto de doña Verdad y salió corriendo como alma perseguida por un diablo.

Salió luego del agua doña Verdad y, lógicamente, se irritó al deducir lo que había hecho su compañera embustera. No quiso de ninguna manera vestirse con las ropas extravagantes y llamativas de la volandera Mentira... 

Embarrada, enfadada, despeinada, con algas y otros restos vegetales pegados al cuerpo, corrió Verdad desnuda por el mundo y todos se asustaban al verla, y preferían a doña Mentira disfrazada de Verdad, que se hizo famosa en todos los Medios.

Pasó el tiempo y el manto de Verdad que lucía Mentira se deterioró y devino andrajoso. Entonces se le veía el plumero a Mentira, por más que lo escondía o lo disimulaba.

Dicen que doña Verdad se refugió en un pozo, en el que oraba triste por que don Tiempo la devolviese al mundo, limpia y vestida del todo, a sabiendas de que desnuda impresionaba demasiado.