miércoles, 11 de octubre de 2023

HAZ QUE LA MISMA HORA NOS LLEVE

 

Rembrandt. Jupiter y Mercurio en la casa de Philemon y Baucis.

Filemón y Baucis eran un matrimonio mayor y bien avenido. Se habían unido en los años de su juventud y figuran como un buen ejemplo pagano de fidelidad y hospitalidad. Pues sucedió que dos dioses, Zeus y Hermes, transformados en mendigos (a saber por qué, tal vez por aburrimiento) se presentaron en la ciudad de Frigia en mitad de una terrible tormenta. Pidieron cobijo y sólo Baucis y Filemón les acogieron en su humilde cabaña sirviéndoles comida y vino.

Los forasteros bebían, pero los cónyuges veían que sus copas no se vaciaban. Sorprendidos, les ofrecieron como complemento gastronómico un ganso, el único animal del que la pareja disponía. Pero el ave corrió a las rodillas de Zeus que amablemente rechazó su sacrificio.

Tras la frugal cena, Zeus, agradecido, les advirtió que destruiría la ciudad y les animó a echarse al monte. Desde las alturas, Filemón y Baucis contemplaron la inundación que destruyó Frigia. El dios salvó su cabaña que más tarde se convirtió en templo.

Al final del maravilloso (y vengativo) suceso, Zeus les preguntó cuál era su mayor deseo, dispuesto a convertirlo en seguida en realidad. El rey de los dioses antiguos (esto sucedió antes del Ché y de Maradona) escuchó esta respuesta: "Auferat hora duos eadem", es decir: "Haz que la misma hora nos lleve", pues todavía se amaban con un tierno amor.

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Rembrandt pintó el encuentro de los dioses con la pareja. Charles Gounod compuso una ópera con libreto de Jules Barbier y Michel Carré, que se basaron en el relato de La Fontaine, que a su vez se inspiró en el libro VIII de Las Metamorfosis de Ovidio. Por último, Vintila Horia recogió la historia en su novela histórica Dios ha nacido en el exilio, libro homenaje a Ovidio, que compartió la suerte del autor (rumano exiliado) cuando fue deportado por Augusto a la remota ciudad de Tomis, en la cosa rumana del Mar Negro.