jueves, 28 de abril de 2022

MUSA PROVISIONAL

La visita de la musa, técnica mixta, abril 2022


Zomaki, que se debatía entre ser histórica o histérica, se le ofreció una tarde como musa. "A mi puzzle le falta tu pieza" -le soltó en la red con pícara gracia. Al escritor, que se sentía solo y hasta olvidado de sí, le halagó pensar que le había elegido a él, personalmente, entre tanta gente. Buena catadora de café, procrastinadora en espera, concienzuda traductora de Virginia Woolf, Zomaki aspiraba a convertirse en un buen recuerdo a través de una canción que ella misma acompañaría a guitarra.

Pronto supo de ella que era muy buena inventándoles principios a los finales, pero que tendía a desesperarse pensando qué sería de los sueños que tenía guardados en el armario. Le confesó que temía que, faltando ella, alguien los sacara sin abrigarlos debidamente y enfermaran por enfriamiento (era primavera, pero todavía nevaba).

A Zomaki le excitaba mucho la incertidumbre del misterio. Él le preguntaba si lo consideraba tremendo o fascinante, al misterio. "No -decía Zomaki-, siempre que los misterios contengan una U y abran caminos y no heridas". También era un misterio por qué Zomaki firmaba @Pau_siempreconU. En eso él no quería entrar, porque conviene no querer saberlo todo de la amiga, ayudarla a guardar en el cofre algunos secretos, joyas de corazón, vergüenzas debilitantes. Era evidente que esas frases que susurraba al oído en los crepúsculos tempranos no iban dirigidas a él ni a todos sus seguidores, sino al amante. 

Por momentos envidiaba, al amado o la amada, de su improvisada musa. Era muy cariñosa Zomaki y fulguraba frases cortas como relámpagos en mitad del silencio de la noche. Por ejemplo: "la ambigüedad del querer ser sin estar" y "tus caricias y su eco en mi andar". Sí, a veces sus oraciones sencillas formaban pareados, versos sueltos. A los que quieren ser sin estar hay que decirles lo que Mio Cid a aquel escaqueado: ¡mucha palabra y poca mano!

Zomaki aspiraba a conocer y aprender de sí misma, a falta de musa propia. Decía que buscaba perderse para reencontrarse. Prefería conseguirlo siendo aquella persona para quien todo sucede por primera vez, aún las repeticiones.

El escritor, fotógrafo de pamplinas y mojigangas, tuvo la suerte de acogerse a su ofrecimiento. La quiso y aprovechó de musa, ¡a una perfecta desconocida! Fue sólo por unas horas de aquellas sobretardes que ansiaban verdaderas caricias de aires primaverales.

Hasta aquí el feliz resultado / y Zomaki lo hubo inspirado, / musa provisional indiuturna /, mas graciosa y oportuna.