martes, 3 de mayo de 2022

SOÑÓ QUE ERA UN HUEVO

 


¿Un huevo? - Sí, un enorme huevo flotando en un mar azul turquesa. Había otras cosas allí: un delfín saltarín, dos erizos pinchosos, un pulpo intelectual y unos pajaritos bailando con estrellas, ellos también con forma de huevo.

¿Un sueño agradable? - No, ningún sueño es agradable para un enfermo mental. Todas las experiencias de sueños le llenan de terror. Le parecía que sus brazos y piernas se encogían dentro de su cuerpo y que su cara se aplanaba y sus facciones desaparecían convertidas en unas runas geométricas carentes de todo significado. No paraba de mirarse al espejo para convencerse de que su nariz no había desaparecido, que de ella sólo quedaba un punto del que irradiaban espermatozoides.

Ya desvelado ¿creía "realmente" que se estaba convirtiendo en un huevo? - Para él no estaba claro el significado de "realmente". ¡Los temores son tan reales! Su mala gestión lleva al trastorno de comportamiento o al delirio. Lloró, lloró mucho.

***

El psicoterapeuta pensó que se trataba de temor a la castración. "Qué pena", dijo ella, parece el sueño de un pintor. Ella se imaginaba con gusto el enorme huevo nacarado flotando en el océano profundamente saturado de azul turquesa. Adoraba el color turquesa. Lo veía en su mente con toda claridad y la imagen la sosegaba y llenaba de compasión. Veía al paciente tan patético y desgraciado como un arlequín perdido.

- Está relacionado con su obsesiva necesidad de comer para matar el ansia de querer vivir y no saber cómo hacerlo. Los perdularios de mente dañada -o que se piensan perdedores- suelen disimular sus miedos de castración con un deseo de absorberlo todo. Una vez que se han tragado el mundo, nada queda ya de qué asustarse. Es lo que ocurre con los artistas fracasados.

(El terapeuta no comprendía por qué se consideraba su paciente fracasado. ¡Lo veía todavía lleno de falsas y elevadas creencias sobre sí mismo!)

¿Y el pulpo? - La racionalidad marginada, tal vez, el último reducto de sentido crítico. Un cefalópodo listo pero blando de pies a cabeza...

¿Los pajaritos? - Todos los artistas tienen la cabeza llena de pájaros que bailan con estrellas de ambición. Ser estrella es ser famosa.

¿El delfín? - Ni idea, pero tiene forma fálica... 

(Entonces pensó que su preocupación por las desgracias de las personas tenían más que ver con el sexo que con el altruismo o con la ciencia, y que toda curiosidad que no estuviese inspirada por el amor o el afán de conocimiento es maligna, pura fisgonería de indiscreto o de chismosa).

¿Los erizos? - Noli me tangere. Ofrecen algo delicioso y de provecho en su interior, pero se defienden con espinas; son ariscos, como puede serlo el medio social para el artista.

- ¡Ah!, el mundo encantado y sugestivo de la teoría psicoanalítica, dividida en escuelas como otros tantos mágicos jardines, cada uno dotado de su propia flora y configuración, y cada uno rodeado de su propia muralla. Hortus conclusus.

- Los sueños conspiran con la conciencia dormida, intercambian información, se nutren mutuamente y se repliegan en el olvido. Si se recuerdan... ¡malo! Entonces lo que debió ser sabiduría se transforma en pesadilla.


Nota bene: Inspirado por un pasaje de The sacred and profane love machine (Londres, 1974), novela de Iris Murdoch.