viernes, 20 de mayo de 2022

MUDRAQUE



Algunos dirían que Mudraque es criatura fallida. Pero no, aunque se pueda aceptar que es diverso, raro..., ¡merece empatía! O, como se decía antes, ¡también es hija de dios! No ha delinquido jamás. Tampoco acosa. Y desde luego es hija de un dios menor.

El bioingeniero que lo diseñó buscaba un compa de juegos para su hijo único que se aburría como una ostra y engordaba como una foca y con el que no hallaba tiempo para retozar o jugar a la pelota en el césped del jardín ni en la piscina climatizada.

Algunos piensan que le salió un espantajo que da miedo. Pero no; Mudraque es feucho pero blando y apenas mide treinta cms. Y más que miedo, da pena o hace reír. No se vaya a pensar que apena por su extraña identidad cuir, de género fluido. Él no presume de eso, pero tampoco le pesa. El caso es que tiene pocos amigos, porque pocos se juntan con quiénes dan pena, aunque no se quejen de nada.

Si algo le gusta por naturaleza a Mudraque no es quejarse, sino jugar al escondite, a dolalique o a piequieto con una niña o un niño de tres a cinco años. Fue diseñado para abrazar con sus finos dedos a la chavalería abandonada mientras sus padres o abuelos están divirtiéndose o trabajando. Por eso descansa en la postura de abrazar.

Está equipado con grandes orejas y su oído es muy sensible a las llamadas de auxilio y a los suspiros que acompañan a los sollozos secretos y a los reproches sin formulación. Su mantenimiento está chupado, porque se alimenta lamiendo hojas y sus deposiciones son redonditas, como las de un lebrato, inodoras, casi imperceptibles y, por añadidura, sirven de abono de su jardín.

Sólo se fabrica bajo pedido y anticipo. No se admiten devoluciones por abuso violento.