lunes, 9 de mayo de 2022

ORACIÓN A SÓCRATES

Conium maculatum, 8 - V - 2022. Bosque de El Quejigal (Úbeda).

Sancte Sócrates, ora pro nobis -fue la oración que inventó Erasmo de Roterdam para contactar con el tábano de Atenas entrando en la etérea Sala de la Comunión de los Santos, en la que se aúnan los grandes espíritus en interminable y gozosa dialéctica amorosa per sacecula seculorum. Amén. 

Yo también, en su nombre, en el del mártir ateniense, adorno esta mojiganga con la belleza de las hojas y umbelas florecidas de cicuta, cuyo mosto paralizó aquel formidable sistema irónico y acabó con su vida terrenal o física, aunque no con su fértil legado de preguntón insistente y pertinaz...

Cicuta en flor. Ibidem

Oh Sócrates, ¿qué podrás decirle a la Razón que sobrevive a duras penas, castigada por la necesidad o por el consumismo y el despilfarro, bajo la plutocracia y el sentimentalismo hipócrita que dominan el mundo? O sofista sublimado, que con inusitado coraje pusiste en duda que la opinión de la mayoría, que la fe dominante, que los prejuicios masivos, fuesen acordes con el Logos ni lo más razonable, e hiciste del poder pellejo vacío, pues el dominio de los demás no es nada si le falta señorío de sí: mesura y sabiduría, ni vale nada el poderío si gobierna sin conocimiento.

Ora pro nobis.

Oh Tú, Sancte Socrate, que has buscado como nadie la razón mejor de lo mejor, que sólo has querido comprender la buena verdad de las cosas, la faceta preferible, la íntima belleza amable, si el mundo anda ciego, loco, sordo, en guerra despiadada de tirios y troyanos, si tal vez ya no queden hombres semejantes a ti, ateniense demasiado sensato como para tomar partido, callejero penitente de pies sucios y alma inmaculada, buscando inquieto el camino más consistente del país de Excelencia, la polis de los justos, devoto también de Dionisios en trances de ditirambos y vino, pero bajo la convicción apolínea de que no hay cosa más beneficiosa al hombre que la raíz de la verdad que lleva dentro... 

Ora pro nobis.

Díptero en umbela de Conium maculatum. Ibidem.

Oh, tú, Sancte Socrate, patrono de la inteligencia del bien y del mal, del saber prudente que, consciente de sí, sabe qué hacer con la tecno-ciencia, cívico ejemplar de espíritu libérrimo, mas autónomo librepensador, solitario contemplador de auroras... 

¡Ruega por nosotros y que tu demonio nos ilumine y ampare, para que sepamos qué hacer y adónde apuntar o dirigirnos conociéndonos a nosotros mismos!