sábado, 28 de mayo de 2022

HABILPÍN

 


¡Ya nos gustaría contar con los Superpoderes de HABILPÍN!, al que también llaman sus allegados EL NAPIAS. Es lógico porque gracias a su finísimo olfato es capaz de detectar los niveles de toxicidad del aire, inclusive si pululan por allí virus chinos y filipinos, o cualquier otro agente patógeno. Si es así, sale pitando, queremos decir volando. Como sus alas no zumban como abejas ni redoblan tambor como torcaces, HABILPÍN vuela en silencio. No alcanza las velocidades de las libélulas ni es capaz de volar para atrás, pero puede cernirse sobre un panal de miel, un tarro de mermelada o un racimo de uvas sin que te des ni cuenta.

Y, ojo, porque es prácticamente invisible, a simple vista parece una de esas mosquitas que usan para experimentos genéticos.

Su boca es engañosa, chica por fuera, pero grande por dentro. Come a dos carrillos, sobre todo ingiere sustancias dulces. Pero su poder superior es su finísimo olfato. ¡Y es que huele los estados de ánimo! Por eso, si un congénere está zahareño o arisco, ni se acerca, con lo cual su raza se evita muchos sinsabores.

¡Ya nos gustaría poder hincharnos de azúcar como estos duendes alados, golosos y diminutos, sin engordar ni desarrollar diabetes! Y es que se lo gastan y lo queman todo meneando y batiendo a gran velocidad las alas, ¡como 60 veces por segundo!

De su sexualidad y orientación sexual aún sabemos muy poco. Para esas intimidades buscan rincones obscuros y las horas más frías de la noche...