"Atendió y rezó con gusto quien supo admirar lo diminuto".
Avispado no es lo mismo que inteligente. ¡Maldita la falta que le hace al TRAMPÓSTERO la inteligencia! Con trincar lo que puede en los banquetes, defecar, reproducirse y descansar ya es feliz o tiene bastante. La fiebre especulativa y científica le es ajena. A fin de cuentas, la inteligencia no es la mayoría de las veces una ventaja evolutiva.
En primavera tira a golosa, pero a finales del verano prefiere lo saladillo. Como se ve, lleva cucharón de fábrica en el abdomen y adonde va lo mete o lo dispone para el saqueo. Le sirve de saco de caco.
Lo peor es que no la ves venir ni echársete encima. A las moscas las notas y las sientes en la piel; ¡a TRAMPÓSTERO no! Además, por precaución, busca su manduca a los postres cuando los del banquete ya están borrachos, de ahí su nombre.