miércoles, 10 de septiembre de 2025

LAS CALCETAS DE LA SELECCIÓN

 


Quique de Villurria resultó ser o acabó representando a un malo de manual. Rencoroso, sablista, estafador, mujeriego, malencarado, un bicho perverso y vengativo. Tras una riña por las atenciones de una actriz, envió un cuchillo al corazón de un actor que le había hecho una fea y creía que competía con él por el aprecio de la dama (que no era así), pero falló por mal pulso y vista feble, lo que no remedió que le saltase un ojo a una actriz secundaria que pasaba por allí y que entregó su alma a Dios a los pocos días, de sepsis, causada por la gravedad e infección de la herida. Fue condenado a la horca. Eran otros tiempos en Villurria, el que la hacía la pagaba; una época en la que perdonar el garrote, a quien a hierro mata, se tenía por  gran disparate.

Quique, dadas las circunstancias, pues el crimen había sido presenciado por varias personas, se declaró culpable de intento de asesinato y homicidio involuntario con la esperanza de evitar su linchamiento. No le sirvió de nada. Sin embargo, tras la sentencia, confesó que su maldad le venía de un recuerdo viejo que no había sido capaz de olvidar: su madre, que había sido maltratada y abandonada por el padre biológico, limpiaba casas para sobrevivir y se ayudaba con la costura para dar de comer a su retoño. Un buen día, ya tarde, confeccionaba unas calcetas de la selección española de fútbol, negras con la bandera española en el doblez de arriba... Quique las miraba con deseo, le hacía muchísima ilusión estrenarlas en la calle con motivo del campeonato mundial de balompié.

Sin embargo, las medias estaban destinadas a los tobillos y pies de Joselito, hijo del droguero, que era también perfumista, del cual era la lana y quien naturalmente había encargado y pagaba la labor. La madre le dijo a Quique que los pobres no pueden escoger medias. Al nene se le ensombreció el corazón y se hizo desde entonces díscolo, blasfemo y peleísta.


El público de Villurria se conmovió al oír esto y el juez aplazó la ejecución. Se buscaron por la ciudad unas calcetas de la selección similares a las descritas por Quique, negras con la bandera rojigualda en su borde superior. No las encontraron y encargaron su confección a una señora mayor (¡no, que se sepa, no era la vieja madre del condenado!). Cuando las tuvieron se las entregaron a Quique en su celda. Tras su última cena, sonrió por fin al calzárselas. Dio las gracias al juez por el gesto, y se dejó ahorcar. 

Las ejecuciones en Villurria eran entonces públicas, un espectáculo disuasorio muy esperado, asistido e incluso aplaudido. Quique no quiso capucha. Miraba al público resignado y triste. No sacó la lengua cuando la soga lo asfixió del todo. Descalzo, estiró una de las piernas en la que relucía la banderita de España sobre el fondo de lana negra y, siendo fácil de ver por lo aparente bajo la ligereza del pantalón, endureció ostensiblemente su méntula como otras veces, a destiempo, larga e inoportuna.

lunes, 8 de septiembre de 2025

SOSTENES Y SUJETADORES

 


Dedicado a Aurora Palacios, 
@PalaciosAurora, 
excelente conversadora.


Cuando hablamos de la caída del imperio romano parece que la cosa sucedió en poco tiempo, de la mañana a la noche, tal vez en un par de siglos, hasta el cuarto más o menos de la era de Cristo, pero hay que recordar que el Imperio Romano de Oriente, en el que se hablaba sobre todo griego, duró mil años más, hasta la caída de Constantinopla (antigua Bizancio) en poder de los turcos, a finales de mayo de 1453. Los turcos otomanos eran tribus de origen oriental que le pusieron a la antigua metrópoli imperial el nombre bárbaro de Estambul...

Pues bien, dicen que una vez se dio en Constantinopla, en el Imperio romano oriental, entre las señoras de corte y rito, la moda del prurito andrógino del sostén de pecho, que era entonces un apretarse el busto con lanas hasta ceñirse el cuello. 

En la imagen de arriba diseñada por Gemini (IA), la dama bizantina luce cuello alto y rígido, que se eleva hasta el mentón y está ricamente ornamentado con perlas y piedras preciosas. La base del vestido es rica seda púrpura, un color reservado para la realeza y la aristocracia imperial, profusamente decorado con bordados de hilo de oro con patrón complejo de motivos religiosos y diseños geométricos. 

Se sabe que los doctores de entonces se entregaban a "discusiones bizantinas" y a cuestiones capciosas, como la de si los ángeles son pluma, pescado o ambidiestros, con sexo o sin sexo, sin gana o de variadas ganas, y cuántas alas manejan serafines, tronos o arcángeles...

Sujetador deportivo contemporáneo

El caso fue que acaeció la moda entre las damas aristócratas de aplastarse las tetas, por muy virginales que estas fuesen. Y sucedió que los caballeros jóvenes -no todos, pero sí bastantes- se retrajeron de dueñas cursis y vergonzudas, yéndose a los arrabales donde tejedoras, floristas y vendedoras de melones andaban con blusas abiertas y pechos sueltos.


Esto de los escotes es cosa muy debatida y sujeta a liturgia sutil y convención compleja, y cambia mucho con los temporales de creencias, las cegueras fanáticas y con las violencias y penurias históricas...

En la modernidad, fue Herminia Cardolle, una francesa, quien presentó en 1889 el Corselet Gorge, que era un corsé quebrado, del que no hemos podido encontrar imagen, pero que la Inteligencia artificial ha imaginado así. (¿Quíén dice que la IA no pueda imaginar?):


La originalidad del invento de Herminie fue sujetar el busto femenino con tirantes y con independencia del resto del cuerpo. Más adelante, en 1914, Mary Phelps Jacob, más conocida como Caresse Crosby, patentó el primer sostén moderno en Nueva York... Caresse Crosby fue una "socialité", esto es, una "influencer" de alto nivel, que no faltaba a galas benéficas, eventos sociales y reuniones elitistas, con el tesoro de su nutrida agenda de contactos, creadora de estilo y de tendencia. Escritora y editora, llamó a su invento  "backless brassiere" (sujetador sin espalda).


Mary Phelps Jacob ( 1892-1970) con su invento


Junto a su segundo marido, el escritor Harry Crosby, Caresse fundó en París en 1927 la editorial Black Sun Press. A través de esta editorial, Caresse se convirtió en una mecenas y una figura clave en el mundo literario de la llamada "Generación Perdida". Publicaron ediciones de lujo y de tirada limitada de obras de importantes autores de vanguardia: James Joyce, D. H. Lawrence, Ernest Hemingway y Ezra Pound, Anaïs Nin, Bukowski... Tras la muerte de su esposo en 1929, Caresse continuó dirigiendo la editorial y su activismo en causas pacifistas con la fundación de Women against War (Mujeres contra la guerra).


sábado, 30 de agosto de 2025

ESTEFANÍA Y PEDRUSQUETE




Nunca pierdas la esperanza, porque hay gente pa'tó... Alejo, sin ir más lejos, de profesión repostero y activista a media jornada, se enamoró de Estefanía sin remedio, que era morena pero se tocaba con purpurina el cabello, que resaltaba así en flecos dorados sobre la brillante negrura. Sobre el ojo izquierdo traía, con ocelo pintado a veces, tafeta de bayeta, sujeta con cordón a la cabeza, pero su ojo derecho era animal movedizo, luminoso, inteligente, soñador..., glauco casi siempre como los iris de Atenea, no obstante cambiar de color según su estado emocional, del todo imprevisible.

Mostraba Estefanía al sonreír dientes menudicos, algo desiguales y colmillos avisadores. Vestía remiendos de estampado variado y colores alegres con volantes en codos y en el borde de la falda, bien ceñida a sus caderas de hembra fértil que, ni escasas ni exageradas, dibujaban en los aires una danzarina cadencia bajo cintura de avispa. Caminaba descalza con brazos en jarra. 

No obstante, además de su ojo sano, sol espléndido, alternativamente despierto, inquieto y dulcemente entornado o dormilón, Estefanía exhibía trino fino en todo su parlamento y deje de soprano clandestina en canto llano. Fue eso tal vez lo que enajenó del todo a Alejo el Confitero, el maravilloso timbre de la voz de Estefanía, su "guirnaldita de pensamientos". Cuando la oía se volvía hacia ella, sorprendido por la hermosura y limpieza de aquella música que juzgaba angelical. Estefanía lo tranquilizaba entonces, o lo conmovía aún más, según el brillo de su ojo, que cambiaba del verde-agua al azul o del verde-mar al ocre amarillento. "¿Labil, lunera, tornadiza, veleidosa, ciclotímica? ¡Simplemente fascinante!", según se preguntaba y se respondía Alejo, sorprendido por los cambios de ánimo de la singular tuerta y hechizado por su maravillosa voz y su ciclópea mirada polícroma.




Supo Alejo cuando intimó con Estefanía, y esta pasó de la confianza a la confidencia y, por fin, a la confesión, el trance y contingencia por que se entortó la joven. Y fue que se entusiasmó de amores integrales con Pedrusquete, sátiro mozo de mucha conversación y con habilidades para contar chistes tan malos que podían convertir la leche en queso. Ya con cinco años, Pedrusquete tallaba maderas con los cascos cortantes de sus pezuñas hendidas, modelaba figuras que hacían reír a sus colegas...



Contó Estefanía que, retozando con Pedrusquete sobre hierbas frescas en el día de San Agustín, oyeron ladrar a unos canes, tal vez perseguidores de aves o levantadores de liebres, y enseguida escucharon rumor próximo de cazadores que corrían a cazar la codorniz en su siesta. Entonces Pedrusquete se asustó. Era macho joven de diez años y en su nación son adultos a los ocho, pero de corta experiencia, y receleba muchísimo de la presencia de humanes armados, porque sabía de parientes que habían sido perseguidos o muertos a tiros...

-- Entonces --eso cuenta Estefanía a Alejo, que la pretende-- mi querido Pedrusquete me metió, ¡sin querer!, una de las pezuñas de su parte cabría en el ojo izquierdo y me lo vació del golpe. ¡Y yo hubiese dado un ojo por la continuidad de sus caricias y de su conversación!... Pero salió corriendo, gritándome "¡adiós, mi guirnalda de flores, adiós mi corona de turquesas!"..., y desapareció para siempre, alarmado por los perros y entristecido por la cruel herida que me había causado sin querer. ¡No tenía por qué huir! Yo misma hubiese detenido a los perdigueros hasta que llegasen sus amos, que serían amigos, yo la herida ni la sentía viéndole huir a brincos, ¡amante dulcísimo e impetuoso, aun súbito y variado roncador!

 



Al contar su desgracia, Estefanía abría los brazos y cantaba dando el do de pecho. Al Confitero Alejo se le partía el corazón, quería consolarla, sobre todo porque ansiaba cubrirla por primavera. Hacía lo que podía para conformarla y mudársela hospitalaria. Le ofrecía pasas moscatel bañadas en siete leches, bizcochos nutridos con deliciosas guindas escarchadas, que eran muy de su gusto, y otros dulces de sartén cocinados con miel de abeja, que su Coronita era muy golosa y él un gran repostero. Sin embargo... ¡Cá!

-- ¡Nunca haré cornudo a Pedrusquete! -- replicaba una y otra vez Estefanía ante los avances libidinosos de Alejo.

Y mandaba la luz de su único y versátil ojo hacia los matorrales más próximos, allí donde concluía el pueblo, hacia la selva amada y nebulosa a la que había huido, aterrorizado por el ladrido de los perros, su amoroso sátiro de entonces...



martes, 19 de agosto de 2025

ORENCIO, guitarrista manco

 


Siendo nene, a Orencio de Chuldenia le comió un cerdo la mano derecha. Sucedió en un descuido de su abuela sorda, que se hallaba al cuidado de la criatura mientras su madre trabajaba en la caja de una Gran Superficie. La abuela no superó aquel disgusto, perdió el apetito, solicitó eutanasia asistida, mas no la necesitó porque se consumió en dos semanas. Así pues, Orencio quedó manco con ocho años y sujeto a miradas indecorosas por parte de sus condiscípulos y a insolidarios morbos de otros tunantes en la ludoteca del pueblo. 

jueves, 31 de julio de 2025

REDENCIÓN DOLOROSA

 


A mi amigo Rafael Guardiola, porque sabe del dolor

El Inquisidor ya no podía soportar el pesado fardo de su mala conciencia. Habían quemado a aquel pobre hombre por su culpa. A aquel "iluminado" que dejaba mujer y tres hijos de corta edad. ¿Qué sabía él, qué sabía el hereje, qué sabía nadie del misterio de la Santísima Trinidad? ¿Si sería antes el Padre o antes el Espíritu, si Cristo era medio Dios o medio Hombre? ¿Qué podía conocer la criatura mortal y finita de lo eterno e infinito?

Sólo estaba clara una cosa: la Tierra, este Valle de lágrimas, es el Infierno y escenario del Mal y él no había hecho sino ejercer de demonio en esta inmensa caldera en la que arden en pasiones todos los vivientes, en este teatro al que han sido condenados a bullir y hervir, tal que náufragos, en la salsa de sus vicios pasados y presentes.

sábado, 22 de marzo de 2025

ARCALÓS EN LA INCLUSA

 


Al genio incomparable de Edgar Neville

Después del crimen y latrocinio a la Baronesa de Montorondo, que perpetró con sus secuaces, Arcalós Carrilero cambió de nombre y se llamó Pimpollito, con lo que también cambió de postureo y comportamiento, aunque casi sería mejor decir que dejó todo comportamiento para interpretar una sola postura, según veremos... 

martes, 25 de febrero de 2025

MALVAS por ATILANO

 

A. Lendín y M. Glez Estocada, 1981 

En aquel campamento militar del Purandán, el cabo Atilano Lendín lucía piernas de flamenco, piernas poderosas que le elevaban a formidable altura. En comparación con el cuerpo, la cabeza parecía pequeña. Pero aquel cráneo contenía un cerebro poderoso, aunque un tanto estupefacto por la ingesta demasiado frecuente de algunas sustancias tóxicas que Atilano consumía para evadirse de la guerra, cuando su bolsillo y las circunstancias se lo permitían. Sus compañías en la vida civil no eran muy recomendables en aquellas juventudes de finales de los setenta, del siglo pasado (ay).