miércoles, 1 de junio de 2022

LEVIATERIO


 
Es bicho ambiguo y grande, aunque no tan absoluto como su pariente: Leviatán. Durante siglos fue quebradero de cabeza de taxonomistas, que son archiveros del reino animal y prevén un cajoncito para cada bestia, como el ferretero para cada clase de tornillo y cada tipo de escarpia.

¿Será molusco o mamífero de los que volvieron al mar decepcionados por el polvo del camino? Se preguntan los zoólogos. ¿Habrá sido el LEVIATERIO una gran almeja que, aburrida, abandonó su zona de confort y al crecer libre tuvo que echar garras para defender su libertad?

De lo que no cabe duda es de que se trata de un animal muy inteligente y, por tanto, escaso y apesadumbrado. Vive mucho, conque acumula experiencia, amargura y mala leche (melancolía) por causa de enigmas irresolubles, placeres perdidos y amores olvidados.

A pesar de su aspecto, es pacifista, aunque no milita. En lugar de dientes, muelas y colmillos dispone de boca con varios filtros. Consume alimentos caducados que los supermercados tiran a la basura. Cuando sus nutrientes ruedan y acaban en ríos y océanos, algunos acaban por casualidad y condensación en el embudo de este animal racional.

Raramente el LEVIATERIO se pone de pie y lo hace casi siempre para asustar con su apariencia grotesca a los tiburones que, cuando tienen hambre no hacen distingos entre listos y tontos. Entonces se fija a una roca con sus ventosas caudales y parece tentetieso. Puede permanecer así durante meses, hasta que se le pasa el sofoco y deja de temer y temblar como Kierkegaard.

De su vida sexual -lo siento, señora; lo siento, caballero-, no sabemos nada.