"Cuando Roger Babson, cuya predicción del gran derrumbe de la bolsa le conquistó renombre, se enfermó de tuberculosis, volvió a su hogar de Massachusetts, en lugar de seguir el consejo de su médico de quedarse en el Oeste. Durante el glacial invierno dejó las ventanas abiertas, usaba una chaqueta con una almohadilla para calentarse la espalda y hacía que su secretaria usara guantes y escribiera en la máquina de escribir con martillos de goma.
Babson mejoró y atribuyó su cura al aire fresco. El aire de los bosques de pinos, según Babson, tiene propiedades químicas o eléctricas (o ambas) de gran valor medicinal.