domingo, 24 de febrero de 2013

Metafísica del guardameta


Portero, guardameta, arquero, ¿en qué quedamos? ¿Una puerta, una meta o un arco? Perspectivismo: la puerta de su hogar, la meta del enemigo, el arco del cielo o del infierno.

- Al inicio del encuentro, echa al interior una toalla o una botella de agua... Son sus lares y penates. O toca el larguero, como quien "toca madera" para evitar el rayo vengativo de Zeus.

- Acaricia, mima, hace el amor con el esférico; intenta hacerlo suyo, ponerlo de su parte, granjearse sus favores, con la esperanza de que el esférico se resista a complicarse en una jugarreta enemiga.

- El portero ante el penal es un "masoca", desea ser fusilado; es un héroe, si consigue ser golpeado por el balón le evitará el sufrimiento a su clan, a su tribu...; es un místico machadiano, un agnóstico que busca a Dios entre la niebla, como si fuese un balón, a ciegas; es un cristiano pateriano del siglo II, añade esperanza a la melancólica sensación anticipada de derrota de Marco Aurelio ante la barbarie que avanza, la tensión confiada del cristiano frente a la imperturbabilidad serena del estoico; un paradigma de la jovial ilusión de un saludable humano: en el portero ante el penalti domina la esperanza al miedo, aunque tenga las estadísticas perfectamente en contra.

- Un portero estoico se quedaría quieto...

- Se inviste de encanto mitológico cuando se hace llamar "cancerbero".

- Es un especialista con privilegios: puede elegir su vestuario y tocarla con las manos. Hacer lo último debe dar muchísimo gusto, sobre todo si los demás lo tienen prohibido.

-De chico, cuando jugábamos en las eras del ejido, en las afueras, junto al trigo, nadie quería ponerse de portero. Todo el mundo quería meterla, y nadie que se la metieran. Éramos todos chicos. Pero los más temerarios acababan en la portería, chicos torpes y gruesos para tocarla con habilidad con las piernas, pero valientes para parar con su cuerpo los disparos. Ofrecían el pecho como los paisanos de los fusilamientos pintados por Goya.

- "¡De portería a portería, fullería!" -gritábamos-. "Penalti y gol es gol" -calculábamos-. Pero las reglas de los mayores eran distintas.

- El portero le da grasa al balón para que se le escurra al portero contrario.

- Agarra la pelota contra el césped, contra su pecho. Entonces abre las piernas para hacer el amor con la Madre Tierra.

-Uno puede fácilmente sentirse superior en un mundo de mancos, pero entonces cubre sus manos con guantes, por modestia o por vergüenza.

- Metamorfosis del portero: en paloma, aunque sobre todo, según la leyenda, Lev Yashin, el de la ilustración, allá por los sesenta, se transformó en araña negra.

- Un portero que suba a rematar a la portería contraria, aun a la desesperada, es un traidor o un adúltero. Todo guardameta canta trágica o cómicamente si sale de su puerta.