Además, lo de "hombre" es un decir, porque RAUCHLUFT carece de género, ni siquiera vale para homínido ancestral como el Yeti, mucho menos para simpática y promiscua primate.
Como indican las teutonas raíces de su nombre, "Rauch-Luft" está formado de humo y viento. Por lo tanto carece de raíces, salvo las del nombre.
Cualquier ventarrón como la Tramontana -y hasta su hija bastarda la Tramuntaneta- lo desbaratan. Tarda días en recomponerse, ¡a veces meses! Cuando consigue juntar sus brisas y darse sus humos, todavía le resta el trabajo de hacerlas flotar con orden. Algunos de sus órganos etéreos quieren vivir a su aire y le lían nudos, cánceres y revoluciones.
Una vez se le salió el corazón porque éste quería ser conejo y estaba harto de esperar combates singulares que casi nunca llegaban a término honroso, porque con RAUCHLUFT la sangre no es sangre, ni es noble ni llega nunca al río.